La G de Guinea
El exmandatario fue evacuado por el Servicio Secreto y el agresor abatido e identificado por el FBI como Thomas Matthew Crooks de 20 años.
Thomas Matthew Crooks, de 20 años, es el hombre que quiso acabar con la vida del expresidente de los EE. UU en la ciudad de Pensilvania, durante un mitin para las próximas elecciones presidenciales previstas en diciembre. El ataque se produjo cuando el expresidente se encontraba en el escenario dando un discurso. El agresor se instaló en el techo de una planta manufacturera, a más de 119 metros del escenario.
Trump estaba mostrando un gráfico con los números correspondientes a los cruces fronterizos en Estados Unidos, ya que la migración es uno de sus principales ejes de campaña, y estaba diciendo “Echen un vistazo a lo que pasó”, cuando se escucharon estallidos. A continuación, Trump se llevó la mano derecha a su oreja derecha y se agachó mientras los agentes del Servicio Secreto se lanzaban encima de él.
Como resultado del ataque, una persona murió y dos se encuentran en estado grave.
Donald Trump fue atendido y viajó hasta Nueva Jersey fuera de peligro. Mientras tanto, se están llevando a cabo las investigaciones y el FBI calificó el ataque como un “intento de asesinato”. El hecho fue repudiado por presidentes y líderes mundiales.
No es la primera vez que un Presidente de EE. UU.. sufre un atentado. En 1981, la vida de Reagan se salvó de milagro después de que una bala le entrara por la axila y se alojara en su pulmón. Y, en 1963, Kennedy murió a causa de una acción similar.
Ejercer la presidencia de la potencia mundial o, simplemente pretenderlo, conlleva mucho riesgo. Atentados como el último contra Trump, han existido desde el siglo XX, algo tristemente habitual.
