El Gobierno convoca una cumbre nacional para resolver la crisis interna del Nzalang Nacional

Ante una tormenta institucional y deportiva que amenaza la cohesión de la selección nacional de fútbol, el Gobierno de Guinea Ecuatorial ha convocado una cumbre de alto nivel este lunes en el Palacio del Pueblo. El objetivo: restaurar la estabilidad del Nzalang Nacional, un símbolo inquebrantable de identidad nacional, que hoy se encuentra en el centro de una crisis sin precedentes.

Malabo, 18 de octubre de 2025 La pasión por el fútbol en Guinea Ecuatorial no es solo una cuestión de deporte: es una expresión de orgullo, identidad y unidad nacional. El Nzalang Nacional, la selección absoluta de fútbol, ha sido durante años un estandarte de cohesión entre los ecuatoguineanos dentro y fuera del país. Sin embargo, las últimas semanas han estado marcadas por una tormenta institucional sin precedentes, que ha obligado al Gobierno a intervenir directamente en defensa del legado deportivo de la nación.

Una cumbre extraordinaria, calificada de “urgente y estratégica”, ha sido convocada para este lunes 20 de octubre a mediodía en el Palacio del Pueblo, en Malabo. La reunión contará con la participación del Primer Ministro encargado de la Coordinación Administrativa, representantes clave del Ministerio de Educación, Ciencia, Enseñanza Profesional y Deportes, así como la cúpula de la Federación Ecuatoguineana de Fútbol (FEGUIFUT).

El Gobierno ha dispuesto incluso vuelos especiales para facilitar la presencia de delegaciones procedentes de la región continental, lo que evidencia la magnitud política y simbólica del encuentro.

Aunque las autoridades aún no han hecho pública la agenda oficial de la cumbre, diversas fuentes cercanas al Ejecutivo confirman que el eje central será la profunda crisis institucional que atraviesa el Nzalang Nacional. El detonante inmediato fue la negativa de varios jugadores internacionales a viajar a Malawi para cumplir con un compromiso oficial, lo que generó una reacción contundente por parte de la FEGUIFUT: la suspensión temporal del seleccionador nacional, Juan Micha Obiang.

La respuesta no se hizo esperar. Los jugadores implicados, tras regresar a sus clubes, difundieron un vídeo titulado “Aclaración sobre los hechos de Malabo”, donde no solo defendieron públicamente la figura de Micha, sino que lanzaron una advertencia directa: si el seleccionador no es restituido en sus funciones, abandonarían de forma definitiva la selección nacional.

Este acto de desafío, inédito en la historia reciente del fútbol ecuatoguineano, ha desatado un intenso debate sobre la autoridad federativa, el respeto a la disciplina interna del equipo y la relación entre jugadores y cuerpo técnico.

Ante el deterioro del clima institucional y el riesgo de una ruptura entre los pilares que sostienen el proyecto deportivo nacional, el Gobierno ha decidido intervenir como mediador de último recurso. Voces del entorno gubernamental han subrayado que el objetivo principal de la cumbre será restablecer la unidad, reforzar el respeto a las normas deportivas y asegurar el funcionamiento armónico del equipo nacional.

“El Nzalang Nacional no es solo un equipo de fútbol; es un símbolo del alma ecuatoguineana”, declaró a este medio un alto funcionario bajo condición de anonimato. “Lo que está en juego no es únicamente un cuerpo técnico o una plantilla de jugadores, sino el prestigio, la dignidad y el sentimiento colectivo de una nación”

La situación actual del Nzalang Nacional no solo pone en riesgo futuros compromisos deportivos incluidas las clasificatorias para la Copa Africana de Naciones, sino que también podría erosionar la confianza del pueblo en las instituciones deportivas del país. La cumbre de este lunes buscará establecer mecanismos claros de gobernanza interna, definir responsabilidades y de ser necesario replantear la estructura de gestión del fútbol nacional.

Además, se espera que se aborden aspectos relacionados con la comunicación institucional, el protocolo disciplinario interno y el acompañamiento psicológico a los jugadores, en un intento de modernizar y profesionalizar la dinámica interna del equipo.

En medio de la incertidumbre, lo único que parece claro es la voluntad del Ejecutivo de evitar que la fractura se profundice. Las imágenes de jugadores históricos del Nzalang Nacional celebrando victorias que unieron a toda una nación siguen vivas en la memoria colectiva, y el Gobierno parece decidido a proteger ese legado a toda costa.

La ciudadanía, por su parte, observa con atención. La expectativa es alta. La pasión por el Nzalang, intacta. Y el deseo común es claro: que el fútbol, como tantas veces en el pasado, vuelva a ser un puente de unidad y orgullo nacional, no un campo de confrontación institucional.

Por: Ezequiel Ntugu Esono

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