Monseñor Juan Domingo-Beká: “Regresamos muy contentos por la calidad y profundidad de los trabajos realizados”

El Papa Francisco ha clausurado la primera fase de la XVI asamblea del Sínodo de los obispos, con una solemne Eucaristía el pasado domingo 29 de octubre. Monseñor Juan Domingo-Beká Esono, Obispo de Mongomo y presidente de la Conferencia Episcopal de Guinea Ecuatorial, ha participado en esta asamblea sinodal y al término de esta, ha compartido con La GACETA de GUINEA ECUATORIAL alguna experiencia vivida en la Santa Sede Apostólica.
El prelado ecuatoguineano ha valorado en alto las cuatro semanas de intenso trabajo desarrollados en el aula Pablo VI, como parte del proceso sinodal iniciado en el mes de octubre de 2021 y que ha seguido diferentes etapas, desde las diocesanas, la de las conferencias episcopales nacionales, pasando por las asambleas continentales. Durante todo el pasado mes de octubre, el Papa y los más de trescientos padres y madres sinodales e invitados reflexionaron sobre la sinodalidad o el caminar juntos que Dios quiere para la Iglesia del tercer milenio: comunión, participación y misión.
En la ceremonia de la apertura, el Papa Francisco propuso el ambiente de esta asamblea: “estamos llamados a la unidad, a la comunión, a la fraternidad que nace de sentirnos abrazados por el amor divino”, señaló. Así mismo, durante la homilía en la Eucaristía de la clausura manifestó su sueño de una Iglesia sin peajes de buena conducta, y que ha puesto sobre la mesa el tema de la poligamia, la mujer, la juventud, las migraciones, entre otros.
Por su parte, el Obispo de Mongomo ha considerado que esta invitación del Santo Padre ha sido efectiva durante todo el encuentro: “La Iglesia ha vivido y manifestado su comunión dentro de su diversidad de lenguas, pueblos y naciones. Una fraternidad efectiva y afectiva, la colegialidad con los otros hermanos y con el Santo Padre Francisco, que representa el signo de unidad en la Iglesia católica universal”, señala el presidente de la conferencia episcopal ecuatoguineana.
Esta asamblea sinodal busca relanzar a la Iglesia a la escucha de los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Las deliberaciones sinodales fueron desarrolladas a partir de una doble dinámica: primero, en los grupos pequeños, de 11 miembros, cada uno, organizados según la lengua de los padres y madres sinodales. “He trabajado en los grupos de lengua española y cuando se termina un módulo se cambia de grupo. Hemos trabajado en cuatro grandes módulos durante las cuatro semanas”, explica monseñor Juan Domingo-Beká.
Además de esta dinámica rotatoria, los participantes, alternaban, los entre ellos, los distintos roles del grupo. “Cada grupo tenía once miembros y un facilitador/a o coordinador/a. Las mesas redondas, nadie podía decir que estaba sentado en la cabeza de la mesa”, matiza el padre sinodal ecuatoguineano.
Encuentro con el Papa
Monseñor Beká Esono aprovechó esta asamblea sinodal para explorar al máximo la comunión de fe entre la Iglesia que camina en Guinea Ecuatorial y el Vicario de Cristo, dado que el Papa Francisco vivía el día a día de esta asamblea, algunas veces participaba en las reflexiones en las Congregaciones generales, conversaba con los delegados sinodales durante los momentos de receso.
En una de estas ocasiones, el presidente de la Conferencia episcopal ecuatoguineano expresó al Santo Padre el saludo y el afecto del pueblo de Dios en Guinea Ecuatorial, sobre todo, del grupo de la pastoral juvenil que participó en la pasada Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa, “se puso a reír y me dijo: si, me acuerdo, muchas bendiciones a este querido pueblo de Guinea Ecuatorial que quiero visitar”, comenta el obispo de Mongomo. Además, resalta la impactante personalidad de Francisco, su afabilidad, sencillez, su humildad en el trato y en hablar con la gente.
Un Sínodo entre guerras
La primera fase de esta asamblea sinodal se ha desarrollado a la vez que el mundo vive grandes conflictos bélicos. Mientras se desarrollan las fases previas a esta última etapa del Sínodo, se estalló el conflicto entre Rusia y Ucrania.
Tres días después de haber sido inaugurada la última fase de esta asamblea sinodal en la ciudad del Vaticano, el día 7 de octubre, despuntó otro conflicto armado, esta vez en Oriente Próximo, cuando Hamás e Israel comenzaron una guerra que ha dejado más de 8000 muertos, 5000 heridos y casi un millón y medio de desplazados.
Durante el Sínodo el Papa ha llamado incesantemente a las partes a deponer las armas y la Iglesia ha convocado dos jornadas de Oración, Ayunos y reconciliación. “Ha sido un acontecimiento de esperanza para nuestro mundo, hoy destrozado con tantas guerras, violencia, injusticia, individualismo… causando así situaciones de inseguridad, desplazamientos o migraciones”, matiza el obispo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *