Donato Ndongo se aferra a sus muros: “el Estado me debe una pensión y ahora me deja sin casa”

El escritor ecuatoguineano vio aplazado su desahucio en Murcia gracias a la presión ciudadana. Denuncia abandono institucional y exige el reconocimiento de sus derechos laborales.

El escritor, periodista e historiador ecuatoguineano Donato Ndongo-Bidyogo, de 75 años, ha conseguido ganar tiempo. El desahucio previsto para este lunes en su vivienda de Espinardo, Murcia, ha sido aplazado hasta el 23 de julio gracias a la movilización de asociaciones ciudadanas y colectivos afrodescendientes. Ndongo, autor de obras clave como Las tinieblas de tu memoria negra, lleva dos décadas residiendo en esta casa y ha denunciado que la raíz de su situación está en el abandono institucional.

El impago de su hipoteca, que ha derivado en una ejecución judicial, responde, según explica, a una combinación de factores: la exclusión institucional prolongada, la falta de reconocimiento laboral por parte del Estado español, y una crisis económica personal agravada por su exilio político. “Si no he podido pagar mi hipoteca es porque el Estado me debe una pensión por todos los años que trabajé para EFE. Todo eso está acreditado, documentado y demostrado”, aseguró días antes del intento de desahucio.

Aunque el caso salió a la luz hace días, el propio Ndongo no se había pronunciado públicamente hasta esta semana. Ahora, desde su casa de Murcia, asegura estar “sereno, pero firme”. “No estoy deprimido, ni me voy a suicidar. Llevo toda mi vida plantando cara al poder y no voy a agachar la cabeza ahora”, dijo en conversación con medios locales. En sus palabras se percibe más indignación que resignación.

La situación ha conmocionado tanto a la comunidad cultural como a colectivos afrodescendientes en España, que ven en el caso de Ndongo un “nuevo capítulo de abandono institucional” hacia las personas migrantes, racializadas o en situación de vulnerabilidad. Diversos grupos, entre ellos Afromurcia en Movimiento y la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), se concentraron ayer, 7 de julio en el entorno de su vivienda para frenar el desalojo. Su presencia fue decisiva para que la orden judicial no se ejecutara.

“No tuvimos casi tiempo para reaccionar. Nos avisaron del desahucio el jueves. No había margen para organizar recursos ni hacer presión institucional”, denunció Alejandra Ntutumu, presidenta de Afromurcia. A pesar de ello, decenas de personas se movilizaron y mostraron su apoyo al escritor en la calle Monseñor J.M. Lorca Planes, donde reside desde principios de los años 2000.

Desde la PAH, su portavoz Paco Morote confirmó que el aplazamiento es una medida temporal que da algo de respiro, pero que no resuelve el problema de fondo. “Ahora tenemos un breve margen de tiempo para buscar un acuerdo con el fondo de inversiones que compró la deuda. La abogada de Donato ya ha presentado dos recursos judiciales que están pendientes de resolución”, explicó.

Ndongo, quien también perdió una segunda vivienda que había rehipotecado para saldar otras deudas, afirma que todos sus ingresos han estado destinados a que sus hijos puedan estudiar. “Mis hijos están en Madrid. Mi esposa, que se operó recientemente, está recuperándose en Francia. Estoy solo aquí, recibiendo telefonazos de medio mundo, porque nadie se puede creer lo que me está pasando”, relató.

Mientras tanto, el autor continúa preparando una ponencia que debe presentar a finales de julio en Canarias, aunque aún no sabe si tendrá un techo bajo el cual escribirla. “Si quieren que me vaya, me van a tener que sacar esposado o muerto. Si no resistimos, nos aplastan”, advirtió. La cuenta atrás continúa: el próximo 23 de julio, salvo que se alcance una solución legal o económica, las autoridades volverán a tocar su puerta.

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