Bissau baila al ritmo Ecuatorial

El Nzalang mete un pie en los octavos de final de la CAN con un hat trick de Emilio Nsue y un fantástico gol de Miranda. Suficientes para fundir a Guinea Bissau y dejarle en la prehistoria.

Los futbolistas de Guinea Ecuatorial celebrando la victoria contra Costa de Marfil (4-0)

En la historia de la Copa de África de Naciones, Guinea Ecuatorial nunca había anotado cuatro goles, y Emilio Nsue nunca había celebrado un hat trick en su carrera futbolística, al menos no en una competición de esta envergadura. Además, hasta ahora, ningún equipo en la CAN 2024 había logrado una victoria con una diferencia tan amplia. Estos son los datos contundentes de un Nzalang sereno que bailó al ritmo del número 10 y dejó atrás a su homónimo, Guinea-Bissau.
A pesar de ser sorteados en un grupo desafiante, el debut oficial de Guinea Ecuatorial fue sorprendente. La calma mostrada frente a Nigeria generó incertidumbre entre los oponentes, destacando el golazo de Salvador Edu que dejó estático al arquero nigeriano. Sin embargo, la alegría fue efímera.
Desde el inicio, el seleccionador optó por un 4-5-1, al igual que en el partido inaugural, dejando nuevamente a Emilio Nsue sin compañero y sustituyendo a Jannick Buyla por Josete Miranda, quien pronto demostraría sus intenciones. Todos, conscientes de la importancia del encuentro, comenzaron con la misma serenidad del juego anterior, quizás como una estrategia para desconcertar al adversario, y esta táctica empezaría a dar frutos.
En el minuto 21, Josete Miranda, con un pase magistral de pecho a Ganet, quien a su vez entregó a Nsue, se encontró solo ante el portero y, con un tiro desde abajo, vio cómo el balón rebotaba en la pierna de Djoco y caía al segundo palo. Así llegó el primer gol de la tarde a favor del Nzalang.
Este tanto inicial, que tampoco tardó en llegar, desencadenó una goleada histórica, la más amplia en la historia del Nzalang en la Copa de África de Naciones, gracias a un principio irrenunciable marcado por el seleccionador ecuatoguineano: jugar en todo momento como si el partido acabara de empezar.
Con el partido bajo control, llegó un infortunio para los defensores, especialmente para Esteban Obiang, quien, con un pase desde la banda derecha, anotó el segundo de la noche, aunque en su propia puerta. Empate a uno para ambos equipos.
Cinco minutos después, Saúl Coco, que no tuvo una tarde fácil, se llevó el susto de la noche. El centrocampista de Guinea Bissau, Franculino Diú, se encontró solo frente al muro del Nzalang, pero con un Coco a la espalda, pegó de todo menos al balón. El árbitro, indeciso, señaló penalti para Bissau. Minutos después, se confirmó con el uso del VAR y el penalti fue cancelado, ya que el jugador nigeriano había agredido a Saúl Coco en lugar de jugar el balón. Este momento resultó ser un punto de inflexión en el partido.
Después del alivio por la intervención del VAR, los jugadores regresaron al campo. A diferencia de los defensores, Josete Miranda, quien anotó el segundo de la noche con un pase de Owono desde la portería, y Emilio Nsue, que reapareció para completar una de las noches más memorables de su carrera, fueron los destacados en el lado positivo.
Resulta curioso no mencionar a Jesús Owono en una crónica del Nzalang. Aunque tuvo poco trabajo ante Bissau, cabe destacar el paradón de reflejo que realizó en un mano a mano. Para un portero que no había tenido actividad en todo el partido, reaccionar así en solitario frente al rival fue notable.
El tercer gol se intuía nuevamente en Nsue y llegó en el minuto 51, tras una asistencia de Basilio Ndong desde la izquierda, aunque no fue una obra maestra. El cuarto tanto llegó con el hat trick de Nsue, quien arrastró a Djoco en solitario. Más tarde Zé Turbo marcaría el último gol de la noche y la cita se cerró con el tercer tanto de Nsue.
A falta de un partido contra el anfitrión y con cuatro puntos en la bolsa, es mejor no hacer cálculos, en cambio, confiemos en el Nzalang.

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