La G de Guinea
La condena a muerte de una influyente empresaria vietnamita por un caso de corrupción financiera de USS 12.500 millones, es la última pena impuesta por la justicia de Vietnam en el marco de su campaña anticorrupción «horno ardiente».
La sentencia contra la magnate empresaria Truong My Lan, expresidenta del promotor inmobiliario Van Thinh Phat Holdings Group, sigue a la dimisión de dos presidentes en menos de 12 meses, en salidas vinculadas a distintas acusaciones de irregularidades administrativas.
Su juicio comenzó el pasado mes de marzo, y se ha desarrollado públicamente ante los medios de comunicación estatales, un cambio de táctica en un país donde la información suele estar estrictamente controlada. Lan, de unos 60 años, fue declarada culpable de soborno, violación de las normas bancarias y malversación de fondos; y condenada a muerte, aunque su familia ha manifestado que apelará la sentencia.
Según los investigadores, Lan y los cómplices desviaron más de 304 billones de dong ( USS 12.500 millones) del Saigón Joint Commercial Bank (SCB), que ella controlaba a través de decenas de apoderados, a pesar de las normas que limitan estrictamente las grandes participaciones en las entidades crediticias, señaló Reuters.
Las acciones de la empresaria Lan causaron daños por valor de 677, billones de dong vietnamista (USS 27.000 millones) a SCB, uno de los mayores bancos comerciales privados del país, según la estatal VN Express Internacional. Ella «fue el cerebro de la drama a largo plazo y cometió delitos premeditados, causando consecuencias irrevocables», dicen los jueces del Tribunal Popular de Ciudad Hoy Chi Minh.
Con la condena de Lin, el Partido Comunista Vietnamita quiere demostrar que su campaña anticorrupción está funcionando. La campaña tiene que ver con el poder, el control y la sucesión, afirma Houng Le Thu, subdirector de programas para Asia del Internacional Crisis Group.