La G de Guinea
El papa Francisco ha abordado un tema del que se evitaba hablar durante siglos, “el fin del mundo”. Según el pontífice, más que un evento físico, el fin del mundo debe ser visto como una llamada a la conversión y a vivir en comunión con Dios.
El fin del mundo no debe ser entendido de manera literal o catastrófica. En lugar de predecir eventos apocalípticos concretos, ha invitado a los fieles a reflexionar.
El pontífice sostiene que el verdadero fin del mundo está relacionado con la transformación del corazón humano, en ese sentido, ha instado a los fieles a renunciar al egoísmo, la avaricia y la indiferencia hacia los demás; promoviendo una conversación profunda que permita la construcción de un mundo más justo y fraterno.
En definitiva, el pontífice recordó a la humanidad que el verdadero fin del mundo es el odio, la injusticia, y que, a través del amor y la fe, es posible construir un mundo nuevo y mejor para todos, sin la necesidad de vivir el apocalipsis.
Por otro lado, Francisco invitó a toda la humanidad a cuidar la Tierra como un hogar común. Según él, la destrucción del medio ambiente podría ser un factor que acelere el fin del mundo causado por el propio ser humano y acabando en el inmune apocalipsis.
Durante sus reflexiones, el máximo representante del Vaticano ha aprovechado la oportunidad para hacer un llamado a la acción, instando a las personas a actuar con responsabilidad y amor hacia los demás y hacia el planeta. Ha insistido en que “cada acción cuenta” y que, a través de la fe y las buenas obras, es posible construir un futuro mejor para todos.
Por otra parte, La Santa Sede ha publicado el “Instrumentum Laboris” que, en uno de sus numerosos puntos reconoce la pérdida de credibilidad de la iglesia católica a raíz de los escándalos sexuales y financieros producidos en el seno de esta en las últimas décadas. Por ello, ha subrayado que “la rendición de cuentas y la transparencia deben estar en el centro de acción a todos los niveles”.
Asimismo, considera necesario garantizar varias cuestiones, como “un informe anual” que ilustre, entre otras cosas, las iniciativas tomadas en materia de “safeguarding”, es decir, de protección de los menores y personas vulnerables, así como de acceso a las mujeres a posiciones de responsabilidad en el seno de la iglesia católica.