La G de Guinea
El Presidente Brice Clotaire Oligui Nguema solicita que el continente africano se sume a las potencias con poder de veto en el órgano ejecutivo de Naciones Unidas.
El Presidente de Gabón, Brice Clotaire Oligui Nguema, lanzó este jueves un contundente llamado ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, solicitando que África también tenga derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU. En su intervención, Oligui Nguema destacó que este paso sería un acto de justicia hacia el continente africano, que hasta la fecha no cuenta con un asiento permanente en el Consejo ni con la capacidad de ejercer veto en las decisiones de este órgano clave para la paz y la seguridad internacionales.
El Consejo de Seguridad de la ONU, compuesto por 15 miembros, se divide en cinco miembros permanentes con derecho de veto —Estados Unidos, China, Rusia, Francia y Reino Unido— y 10 miembros no permanentes, que rotan cada dos años sin poder de veto. La concentración de poder en manos de estas cinco potencias ha sido objeto de críticas crecientes, ya que el veto les permite bloquear cualquier resolución que no favorezca sus intereses, lo que a menudo paraliza al organismo en momentos críticos de conflictos internacionales.
Entre las reformas que se han discutido a lo largo de los años, se incluye la posibilidad de expandir el número de miembros permanentes en el Consejo de Seguridad. Existe un consenso cada vez mayor de que África, el segundo continente más poblado del mundo y una región afectada por numerosos conflictos, debería tener un lugar en este órgano decisivo. Actualmente, el continente africano tiene tres asientos rotatorios, lo que limita su influencia en las decisiones globales. La solicitud de Gabón, sin embargo, va más allá de un asiento permanente: Oligui Nguema exige que África tenga también el poder de veto, igualando así su representación con la de las grandes potencias.
La propuesta del mandatario gabonés introduce una nueva dimensión en el debate sobre la reforma de la ONU, un proceso que lleva años discutiéndose sin avances concretos debido a la falta de acuerdo entre los Estados miembros. El derecho de veto ha sido uno de los temas más controvertidos, ya que las cinco potencias permanentes han mostrado escasa disposición a renunciar a este privilegio. La embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, fue clara al respecto la semana pasada, cuando afirmó que el veto es una herramienta que su país utiliza para “proteger sus propios intereses” y que no tienen intención de disculparse por seguir ejerciéndolo.
La postura de Gabón refleja el sentimiento generalizado en muchos países africanos y del Sur Global, que consideran que el sistema actual de la ONU no representa adecuadamente sus intereses ni les da el peso político que merecen en la toma de decisiones globales.
La propuesta de Gabón pone en el centro del debate una cuestión de justicia histórica: África, con su rica diversidad y sus desafíos globales, debería tener una voz más fuerte en las decisiones internacionales. Oligui Nguema subraya que otorgar a África el derecho de veto, no solo corregiría un desequilibrio en la representación global, sino que también sería una señal de respeto hacia un continente que, a lo largo de los años, ha desempeñado un papel clave en la escena internacional, aunque con limitada influencia en la toma de decisiones.