La Primera Dama representa a Guinea Ecuatorial en el homenaje al Papa Francisco

Constancia Mangue de Obiang, se ha desplazado este viernes 25 de abril a la Ciudad del Vaticano para asistir a los actos fúnebres del Papa Francisco. La acompañó el Arzobispo de Malabo, Monseñor Juan Nsue Edjang Mayé, como máxima autoridad de la Iglesia Católica en Guinea Ecuatorial.

El fallecimiento del Papa Francisco ha conmovido al mundo entero y, en particular, a las comunidades católicas de África, donde su mensaje de humildad, justicia y fraternidad tuvo una profunda acogida. La presencia de la Primera Dama en Roma refleja el respeto y el cariño del pueblo ecuatoguineano hacia la figura del pontífice argentino.

Durante su pontificado, iniciado en 2013, el Papa Francisco fue una figura cercana a los más vulnerables y defensor del diálogo entre culturas y religiones. En múltiples ocasiones, expresó su atención hacia el continente africano, impulsando causas humanitarias y reforzando el papel de la Iglesia en la promoción de la paz.

La delegación de Guinea Ecuatorial se unió a jefes de Estado, líderes religiosos y representantes de distintas naciones que acudieron al Vaticano para rendir homenaje al Papa. La ceremonia, cargada de simbolismo y recogimiento, subrayó el legado de un hombre que dedicó su vida al servicio de la fe, la justicia social y el entendimiento entre los pueblos.

Además de representar al Gobierno, la participación de la Primera Dama expresa el compromiso permanente de Guinea Ecuatorial con los valores cristianos y su vínculo histórico con la Iglesia Católica. A través de este gesto, el país reafirma su reconocimiento a la labor espiritual del Papa Francisco y su aprecio por la relación con el Vaticano.

En todo el país, fieles católicos se han congregado en iglesias y comunidades para orar por el alma del Papa. Con misas, vigilias y mensajes de agradecimiento, el pueblo de Guinea Ecuatorial acompaña espiritualmente este momento de despedida y celebra la vida de un pastor que supo guiar con amor y sencillez.

Por: Ezequiel Ntugu Esono

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