Monseñor Juan Domingo Beká, visita Ad limina: “Volvemos muy bien reforzados”


La Conferencia Episcopal de Guinea Ecuatorial ha concluido la visita ad limina apostolorum con un encuentro con el Papa Francisco el pasado viernes. La Gaceta de Guinea Ecuatorial ha mantenido un diálogo con Monseñor Juan Domingo Beká Eyang, Obispo de Mongomo y presidente de la Conferencia Episcopal de Guinea Ecuatorial, quien ha ofrecido a este medio las principales impresiones de estos intensos días de vida espiritual, trabajo, oración y reuniones en los departamentos de la Santa Sede.

Los obispos de Guinea Ecuatorial, el secretario de la Conferencia Episcopal, posan al termino de una Eucaristia en la Basilica de San Pablo Extramuros en Roma

La audiencia con el Papa Francisco en la última jornada vino a sellar, con satisfacción, este nuevo balón de oxígeno para la Evangelización de las tierras ecuatoguineanas. “En el encuentro con el Santo Padre Francisco, además de agradecer el nuevo dinamismo que se está implementando en los últimos años en la Iglesia en Guinea Ecuatorial, se alentó a los obispos a reforzar una pastoral de cercanía: hacia los niños, los jóvenes, las personas privadas de libertad y, sobre todo, los ancianos”, manifestó muy emocionado el titular de la sede episcopal basilical de la Inmaculada, patrona de Guinea Ecuatorial.
El prelado ecuatoguineano también manifestó los objetivos de este viaje primordial: “la visita ad limina fue un éxito porque renovamos nuestra fe ante las tumbas de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, los dos grandes pilares de la Iglesia de Cristo. También fue una ocasión para establecer contacto con los diferentes dicasterios, de los 16 dicasterios del Vaticano, nos reunimos con 13, de estos encuentros recibimos apoyo y orientación en la misión común y, por último, tuvimos la gran oportunidad de manifestar nuestra comunión con el Santo Padre Francisco, Pastor y signo de unidad de la Iglesia universal”.
Esta visita se produjo tras más de dos décadas de la última visita “ad limina” de los obispos, en febrero de 2003, cuando el entonces arzobispo de la archidiócesis de Malabo, Monseñor Ildefonso Obama, y el obispo de Bata, Monseñor Juan Matogo, peregrinaron a la Santa Sede, mientras que la sede episcopal de Ebibeyín permanecía vacante. Desde entonces, por problemas de agenda, se fue postergando un encuentro que debe realizarse cada cinco años y es considerado como la puesta en común de la misión local que comparten los obispos y el Santo Padre, pastor y responsable de la misión de la Iglesia universal, y como ocasión de reforzar los vínculos de comunión entre esta porción del pueblo de Dios con la Iglesia universal.
La Iglesia en Guinea Ecuatorial volvió a Roma con un nuevo añadido, el arzobispo metropolitano Juan Nsue Edjang, que fue acompañado por los cuatro obispos de las diócesis sufragáneas: Juan Matogo, de la diócesis de Bata, Miguel Ángel Nguema, de la diócesis de Ebibeyín, y los obispos de las dos diócesis de reciente creación: Calixto Paulino Esono, de la diócesis de Evinayong, y Juan Domingo Beká, obispo de Mongomo y Presidente de la Conferencia episcopal. Junto a los cinco también peregrinó el Secretario General Cristino Elá Engonga.
Una de las razones por las que el Papa Francisco manifestó alegría hacia la Iglesia de Guinea Ecuatorial fue su compromiso con la educación, como recordaba el obispo de Mongomo: “El Papa Francisco felicitó a la Iglesia en Guinea Ecuatorial por su compromiso en el campo de la educación”.
Por otra parte, entre los consejos paternales, El Papa insistió en las actitudes primordiales de su ministerio eclesial: “El Santo Padre recordó a los obispos ejercer su ministerio con toda libertad. Nuestro servicio es anunciar la vida y ser siempre signo de comunión en medio de nuestro pueblo. La Iglesia tiene que preocuparse mucho por los más pobres y, para ello, debemos invitar a todos a luchar contra las desigualdades sociales”, reveló Mons. Juan Domingo.
Con estos estímulos, los prelados seguirán edificando el pueblo de Dios en Guinea Ecuatorial para el definitivo encuentro con el Señor. La voz autorizada de los obispos ecuatoguineanos insistió en que volvían de Roma muy ilusionados. Además, reiteró la satisfacción que supuso esta peregrinación.

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