Níger declara el hausa como idioma nacional y deja atrás el dominio del francés

El gobierno militar apuesta por la lengua más hablada del país y cuestiona el papel del francés como herencia del colonialismo

Níger ha dado un paso importante en su historia al declarar oficialmente al hausa como su idioma nacional. El anuncio lo hizo el gobierno militar el pasado 31 de marzo, a través de una carta publicada en la revista oficial del Estado. En ella se establece que el hausa es ahora el idioma nacional, mientras que el inglés y el francés se utilizarán como lenguas de trabajo.

Esta decisión responde a una realidad social: la mayoría de los nigerinos, especialmente en regiones como Zinder, Maradi y Tahoua, hablan y entienden el hausa. Se estima que casi toda la población, que ronda los 26 millones de personas, puede comunicarse en esta lengua. En cambio, solo unos tres millones —alrededor del 13%— dominan el francés.

Durante muchos años, el francés fue impuesto como idioma oficial debido al pasado colonial del país. Aunque sirvió para unificar la administración y la educación tras la independencia, también mantuvo a una gran parte de la población fuera de los espacios de poder y conocimiento, ya que no todos tenían acceso a una educación en francés.

El cambio al hausa busca reconocer las lenguas propias del país y dar más protagonismo a la mayoría de los ciudadanos. Además, es un mensaje político que marca distancia con la influencia de Francia y defiende una identidad africana más auténtica y cercana al pueblo.

El francés llegó a Níger durante la época colonial, cuando el país pasó a formar parte del África Occidental Francesa a finales del siglo XIX. Como en otros territorios colonizados, el francés se impuso como lengua oficial en la administración, la justicia, la educación y los medios, desplazando a las lenguas locales del espacio público.

Tras la independencia en 1960, Níger decidió mantener el francés como idioma oficial, en parte para facilitar la comunicación entre las distintas comunidades lingüísticas del país. Esta decisión también respondía al deseo de conservar cierta continuidad institucional y mantener vínculos con el mundo francófono. No obstante, el uso del francés se concentró sobre todo en los círculos gubernamentales y académicos, limitando su alcance entre la mayoría de la población.

Con el tiempo, surgieron voces que cuestionaban el lugar dominante del francés, señalando que muchas lenguas nacionales, como el hausa, estaban más arraigadas en la vida diaria de la población. La reciente declaración del hausa como idioma nacional refleja este deseo de dar mayor reconocimiento a las lenguas locales y de construir una identidad más cercana a la realidad cultural del país, sin necesariamente romper con el pasado, pero sí replanteando su legado.

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