¿El SIDA tiene los días contados?  ONUSIDA declara que es posible eliminar la enfermedad del mundo antes del 2035

El plan de ONUSIDA busca reducir drásticamente el número de personas infectadas y fallecidas por SIDA a través de la implementación de políticas de prevención y tratamiento eficaces.

Directora Ejecutiva de NUDOSIDAD, Winnie Byanyima

A pesar de que el SIDA fue responsable de una muerte por minuto en el 2022 y cerca de 9.2 millones de personas con VIH no recibieron tratamiento para la infección en ese mismo año, ONUSIDA ha presentado un informe reciente que deja claro que «existe un camino para acabar con esta enfermedad en el mundo para la próxima década, en el 2035». Siguiendo este camino, se garantizará la preparación para abordar otros retos pandémicos y avanzar en los objetivos de desarrollo sostenible (ODS).

Hace 20 años, la pandemia mundial del SIDA «parecía imparable». Más de 2.5 millones de personas contraían el VIH cada año y el SIDA tomaba las vidas de 2 millones de personas al año, es decir, 4 personas morían del SIDA cada minuto.

Se habían desarrollado tratamientos eficaces, pero sólo estaban disponibles a precios muy altos, lo que limitaba su uso a unos pocos privilegiados.

Y los recientes datos de ONUSIDA muestran que, 29.8 millones de los 39 millones de personas que viven con el VIH en el mundo, reciben un tratamiento que puede salvarles la vida.

Alrededor de 1.6 millones de personas recibieron tratamiento para el VIH en cada uno de los años 2020, 2021 y 2022; por lo que, si este aumento anual puede mantenerse, el objetivo mundial de 35 millones de personas en tratamiento contra el VIH para 2025 «estará al alcance de la mano».

Por otra parte, las regiones que albergan alrededor del 82% de las personas que viven con el VIH en el mundo, como África subsahariana, Asia y el Pacífico, han ampliado acceso a la terapia antirretroviral

 El acceso a la terapia antirretroviral ha evitado, según ONUSIDA, casi 20.8 millones de muertes relacionadas con el SIDA en los últimos treinta años, por lo que el número de muertes relacionadas con el SIDA se ha reducido en un 69% desde el pico más elevado en 2004.

Botsuana, Eswatini, Ruanda, la República Unida de Tanzania y Zimbabue, todos ellos en el África subsahariana, ya han alcanzado los objetivos 95-95-95, esto significa, según la  Agencia de las Naciones Unidas especializada en la lucha del sida,  que el 95% de las personas que viven con el VIH conocen su estado serológico, el 95% de las personas que conocen su estado están recibiendo tratamiento antirretroviral y el 95% de las personas que  reciben el tratamiento han suprimido el virus, lo que hace que sea casi imposible trasmitirlo.

 En este mismo camino, están cerca 16 países (ocho en el África subsahariana) de alcanzar los mismos objetivos según ONUSIDAD.

Una prueba negativa del VIH

A nivel mundial, casi tres cuartas partes habían suprimido la carga viral, lo que les permite vivir con el VIH, llevar una vida larga y sana y tener un riesgo nulo de transmisión sexual del VIH.

«Tenemos esperanza, pero no el optimismo relajado que podríamos sentir si todo fuera como debería ir. En su lugar, es una esperanza arraigada en ver la oportunidad de éxito, una oportunidad que depende de la acción», manifestó la directora ejecutiva de ONUSIDAD, Winnie Byanyima, «Los hechos y las cifras reflejados en este informe no dicen que el mundo ya esté en el camino adecuado, pero sí que puede estarlo. El camino está claro».

Pero, a pesar de los progresos realizados, el sida acabó con una vida cada minuto en 2022. A escala mundial, en 2022, aproximadamente 9.2 millones de personas que viven con VIH no recibían tratamiento contra la infección y aproximadamente 2.1 millones recibían tratamiento, pero no tenían supresión viral.

 Los avances en el tratamiento son «especialmente lentos » en Europa oriental y Asia central, así como en Medio Oriente y África del Norte, donde, solo alrededor de la mitad de las más de 2 millones de personas que vivían con el VIH, recibían terapia antirretroviral en 2022.

Las adolescentes y las mujeres jóvenes siguen enfrentándose a riesgos extraordinariamente altos de infección por el VIH en muchas partes del África subsahariana, al igual que las personas pertenecientes a poblaciones clave en todas partes.

Las desigualdades de género y otros tipos, junto con la violencia, el estigma, la discriminación y las leyes y prácticas perjudiciales, sabotean sus capacidades para protegerse del VIH.

Fuera del África subsahariana, las reducciones en el número de nuevas infecciones por VIH han sido bajas. Casi una cuarta parte de las nuevas infecciones por VIH (23%) se produjeron en Asia y el Pacífico, donde el número de nuevas infecciones por VIH está aumentando de forma alarmante en algunos países.

Para abordar estos desafíos, el nuevo informe de ONUSIDA recomienda un enfoque más centrado en las personas y la comunidad. Esto implica el fortalecimiento de políticas y programas que aborden los derechos humanos, la igualdad de género y la discriminación, y que aborden las desigualdades en el acceso a la atención, el tratamiento y los servicios de prevención, ya que esta epidemia sigue siendo una amenaza para la salud pública, especialmente en comunidades marginadas y grupos vulnerables como las personas trans.

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