¿Qué es la pobreza menstrual?

La pobreza menstrual o pobreza de periodo es un tipo de pobreza relacionado con la menstruación y a la dificultad e imposibilidad de acceso en mujeres y niñas a insumos para la gestión menstrual adecuada, desde los productos sanitarios, hasta la ropa interior y analgésicos para aliviar el malestar y los dolores que algunas mujeres pueden experimentar debido al síndrome premenstrual agudo. La pobreza de período puede traer consecuencias como irregularidades menstruales como la amenorrea, tumor pituitario y/o la menopausia prematura.

Ropa de vestir, papel higiénico y servilletas, cosas que utilizan mujeres que no pueden permitirse una compresa

Este término acuñado por primera vez en el año 2016, se registra básicamente por la necesidad de agua potable para la, higiene, infraestructuras de saneamiento apropiadas y el acceso a la educación e información suficiente para el buen manejo del ciclo menstrual.
La pobreza menstrual afecta en gran parte a países en vías de desarrollo, principalmente en las zonas rurales, donde hay una severa carencia de productos que ciertamente son importados o el precio de estos, lo que provoca que ciertos sectores socioeconómicos se vuelvan vulnerables.
Un estudio en las zonas occidentales y urbanas de Kenia determinó que el porcentaje de mujeres que recurrieron al sexo por intercambio o a suministros de higiene alcanzó el 13,3%, donde el 10% son adolescentes de hasta 15 años. Dicha situación las expone al abuso y explotación sexual.
Además, en los países subdesarrollados, hay una encuesta de la ONU Plan Internacional realizada en 2017 en la que se reveló que una de cada diez niñas en Reino Unido no pudo costear productos de higiene. Son varias las causas que provocan que este tipo de pobreza, siendo la más importante los tabúes menstruales y el estigma social, que pueden generar actitudes negativas entorno el sangrado y dificultar la difusión de información para gestionarlo saludablemente.
¿Por qué la pobreza menstrual se considera un problema?
Aunque varias organizaciones y movimientos intentan hacer frente a la pobreza menstrual, es necesario que este tema se siga tratando. Pese a los grandes avances en todos los sectores de la sociedad moderna como el comercio, la tecnología o la alimentación, algo tan básico como la menstruación sigue siendo un obstáculo infranqueable en la vida de incontables niñas y mujeres en la actualidad.
El acceso a las instalaciones sanitarias apropiadas y a un entorno saludable, es derecho esencial de todo ser humano. La higiene es crucial para las niñas y mujeres durante sus períodos.
Según el informe del Programa de Monitoreo Conjunto (Progreso en materia de agua potable, saneamiento en los hogares 2000-2020), si las tendencias actuales persisten, en el 2030 solo el 67% de la población mundial dispondrá de servicios sanitarios seguros, lo que dejará fuera a 2.800 millones de personas. Además, solo un 78% tendrá acceso a instalaciones básicas para lavarse las manos, lo que dejará a 1.900 individuos sin este derecho.
Las organizaciones internacionales recomiendan seguir trabajando, promover el diálogo abierto sobre el tema y romper las múltiples barreras para hacer de la menstruación una parte de la vida y no una ruina.
La pobreza menstrual en Guinea Ecuatorial
La llegada de la menstruación en las comunidades rurales de Guinea Ecuatorial supone el comienzo de una prostitución encubierta, hecho que se ha convertido en algo normal en las familias por conveniencia de los padres y tutores. Las niñas, teniendo la edad que tengan, desde el primer día debe abastecerse de productos de higiene menstrual, ya sea utilizando paños antihigiénicos que pueden provocar multitud de infecciones vaginales de forma periódica, como dicen ellas «buscándose la vida en la calle porque en casa no hay medios»
Con la pobreza, el estigma y los tabúes en Guinea Ecuatorial, también hay que añadirle la situación económica de las familias, las cuales declaran que no pueden gastarse» lo que no tienen»; y así las niñas acaban recurriendo a métodos para gestionar su menstruación:» muchas de nosotras usamos cartones, esponjas de colchones, periódicos o telas», “no siempre con la limpieza e higiene adecuadas”.

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